PhD, Daniel Suchar Zomer
Analista financiero y profesor universitario
Email: daniel.suchar@hotmail.com
La Crisis de Contenedores es un fenómeno que empieza a gestarse a mediados del 2020 y que nunca antes se había producido en la historia contemporánea del intercambio comercial. El transporte marítimo (80% del comercio mundial), antes caracterizado como una exquisita muestra espectacular de logística internacional, se ha visto empañado por la más insípida actividad de abandonar, en destino, la mayor cantidad de contenedores sin contar con una fecha de regreso al origen, ni tampoco motivos para hacerlo.
La gran sonada Crisis de los Contenedores ha golpeado la mesa sin ningún tipo de precedente alguno. Este fenómeno ha llevado a incrementar el precio del transporte marítimo hasta en un 2000%, desde la gran Asia, hasta prácticamente, todos los países del mundo, sin distinción continental, ni tampoco insular.
Una gran cantidad de demanda de artículos médicos son prioridad en el año 2020. La clausura de la mayoría de las plantas en territorio asiático, y por supuesto, el cierre total de ocho de las de los diez mega-puertos, ubicados en la República Popular de China, en ese año, han hecho que muchos contenedores no puedan volver a su origen, lo cual ha desajustado completamente la logística del transporte marítimo a nivel internacional.
También, ya es conocido que las materias primas han ido en aumento en los últimos meses, no solo en términos de demanda sino también, en cuanto a su valor. Con ello, y conjuntamente con el alto precio de los fletes, se han posicionado prácticamente como impagables a la hora de tocar tierra en destino, lo cual ya pasa la factura en distintos sectores debido a su consecuencia como fenómeno inflacionario.
Ya en el ámbito personal, en el caso de la Canasta Básica, en el 2021, todos sus productos se han visto impactados por la recuperación de los precios de los productos agrícolas (trigo, azúcar, café, maíz, entre otros). En el ámbito de la salud, no mucho se puede agregar a la alta dependencia de la protección e higiene de las familias a nivel mundial, lo cual genera que los fletes prioricen los medicamentos y materiales quirúrgicos (mascarillas, camas UCI, vacunas, etc.) en la logística marítima, y obviamente, esto presiona su valor al alza. Y en el caso de la Vivienda, el principio de recuperación del consumo es similar a los primeros dos, pero con salvedades importantes, más que todo en los materiales de construcción.
Primeramente, se observa el aumento gradual del barril de petróleo hacia los $75 (a finales de octubre, 2021), lo cual empuja el valor de sus derivados más conocidos: plásticos, olefinas, ceras, asfaltos, plásticos, fertilizantes, agroquímicos, combustibles, azufre, naftas, y por supuesto, el más sonado de todos: la gasolina.
A su vez, también se ven afectados otros rubros, como: la construcción de viviendas, carreteras, escuelas, hospitales o aeropuertos; todos ellos son importantes (en mayor o menor proporción) a la hora de construir. O sea, hay que hacerle una reverencia al petróleo en la mayoría de los casos.
Otro de los eventos importantes que han sucedido en el mundo es la recuperación del consumo de la industria de materiales como: aluminio, hierro, carbón, bauxita, cobre y platino. Obviamente, todos sus derivados de tanta necesidad para el sector construcción han sufrido un aumento en los precios de hasta más de un 45%, en el valor final estos productos.
Pero el más conocido y sonado tiene que ver con el acero, el cual ha mantenido una tendencia alcista, con precios por encima del 50%, respecto de lo cotizado el año pasado. Este producto, de alta necesidad para la realización de una gran cantidad de soluciones habitacionales o viales en el país, termina siendo el dinamizador de una vivienda que ahora es más cara obtenerla, y para un país como Costa Rica, se torna aún más difícil hacerlo.
A su vez, y para colmo, cuando ya se recupera (o por lo menos, esa es la intención) la Crisis de los Contenedores, a principios del 2022, el conflicto bélico entre rusos y ucranianos vuelve a disparar toda esta tormenta perfecta sobre la logística mundial. Nuevamente, el transporte marítimo y la escasez de varios productos que desde Rusia y Ucrania se exportan al mundo (trigo, petróleo, hierro, gas, neón, cobre, nique, entre otros) son protagonistas.
A raíz de este conflicto bélico, la catapulta de los precios del barril de petróleo (llega rozar los $130 por barril) hace que las industrias, sobre todo las manufactureras ubicadas en China, Bangladesh, Corea, Japón, Pakistán, India, Indonesia y Malasia, tengan que cubrir su costo de operación. Definitivamente, es un conflicto extraño para Centroamérica, que sin pedir permiso, inflige sus coletazos en el incremento de precios.
Todo lo anterior pone en el tapete una gran cantidad de oportunidades para Costa Rica, a la hora de poder mitigar estas alzas de precio hacia al consumidor final en el sector de construcción. Uno de los retos se presenta y lo constituye la implementación de una buena Política Pública, la cual permita bajar los aranceles de importación, tratar en la mayoría de lo posible de poder flexibilizar una gran cantidad de pagos tributarios y, por otro lado, hacerle entender al Gobierno que no sacrifique, aún más, el bolsillo del ciudadano de a pie, quien lleva a cuestas toda la tormenta perfecta antes mencionada.
La sociedad costarricense es la que termina pagando los platos rotos de una crisis logística ajena a ella, y sufre un sinfín de precios altos a punta a especulación, donde termina salpicado el Sector Construcción.
Muy buen resumen de esta crisis que ya tenemos hace 2 años. Como comentario me parece muy válido poder traer al artículo el tema de los tiempos de importación y como esto afecta considerablemente la planificación de los proyectos y los costos indirectos asociados a posibles atrasos en las obras.