Ing. Daniels Mata M.
Comisión de Ingeniería en Salud Ocupacional y Ambiente del CIEMI
Costa Rica es un país con una amplia riqueza natural, pero que a la vez ha presentado una exposición significativa y permanente a multi amenazas propias de su entorno, ubicación geográfica y características geológicas, algunas de estas amenazas, y según la clasificación que establece la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), se dividen en hidrometereológicas como inundaciones, huracanes, entre otras, así como, geológicas subdivididas en las de origen por actividad sísmica, volcánica o deslizamientos de tierra entre las más importantes.
Históricamente nuestro país se ha enfrentado a emergencias y desastres de origen geológico dentro de los que destacan los terremotos de Cartago en 1910, Limón en 1991 y Nicoya en 2012 los cuales son ejemplos de sismos causados por movimiento de placas tectónicas, principalmente por subducción, así como, el de Cinchona en 2009 relacionado con fallamiento local. También han existido gran cantidad de emergencias y desastres relacionados con movimientos de tierra como los deslizamientos de Orosi, Ciudad Colón, Desamparados y el que se encuentra activo en el cantón de Santa Ana.
Desde la perspectiva de amenazas hidrometereológicas podemos referenciar eventos de suma importancia en zonas bajas por inundaciones como la Zona Atlántica y Sur, sin olvidar los efectos devastadores del paso del huracán Otto por la zona norte en 2016, el cual produjo pérdidas valoradas en millones de dólares, con una afectación de más de 10.000 personas y un saldo de 13 fallecidos.
Ante este panorama, nuestro país dispone elementos jurídicos como la Ley Nacional de Emergencias y Prevención del Riesgo y su Reglamento (1) donde cita en el artículo 4 lo siguiente: “El Sistema Nacional de Gestión de Riesgo, dentro de la concepción del artículo 6 de la Ley N.º 8488, tiene como Órgano Rector a la CNE y se desarrollará por medio de los siguientes subsistemas: prevención y mitigación, preparativos y respuesta, rehabilitación y reconstrucción”. (p5)
La importancia de estos subsistemas radica en la separación de funciones, acciones específicas y responsables en la atención de emergencias y desastres, constituyéndose el subsistema de prevención y mitigación como el precursor del desarrollo de simulacros como forma de preparación para la población ante diversos eventos adversos o desastres dentro del ciclo de gestión del riesgo se ubica en la fase previa o inicial. Tomando como base la ley 8488, así como el marco de Sendai 2015-2030 dentro del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo (SNGR), el Poder Ejecutivo decreta el segundo miércoles del mes de agosto de cada año como el Día Nacional de Simulacro.
La Organización Panamericana de la Salud (2) se refiere a un simulacro como: “ejercicio práctico de manejo de acciones operativas que se realiza mediante la escenificación de daños y lesiones en una situación hipotética de emergencia.” (p19), este mismo concepto ha sido incorporado en la Norma CNE- NA-INTE-DN-01 Planes de Preparativos y Respuesta ante Emergencias para Centros Laborales o de Ocupación Pública. Requisitos en su apartado de definiciones.
Este panorama y el recuento de los antecedentes presentados ha permitido que ante la declaratoria presidencial, se realizara el primer simulacro nacional en el año 2019, siempre con un enfoque de evacuación por sismo. La CNE ha liderado el ejercicio y ha dispuesto un apartado dedicado en comunicaciones y sitio web con una amplia gama de contenidos para orientar a la población. Se ha puesto a servicio de la población una aplicación para hacer los reportes de cada organización o institución participante con el fin de contar en tiempo real con los datos elementales de la actividad.
El hecho de contar con un decreto que establece la realización de simulacros de forma anual en armonía con las políticas de gestión del riesgo, permitió que se iniciará con estos ejercicios de forma ininterrumpida desde el año citado, sin embargo, con modificaciones abruptas valiéndose más de la virtualidad en los años de mayor impacto a raíz de la pandemia por COVID-19, donde el objetivo principal fue el manejo de burbujas sociales con un enfoque más familiar.