Carlos Enrique Alvarado Briceño

Profesión: Ingeniero en Construcción

Nombre y puesto que desempeña: Presidente, Asociación Centroamericana de Aeronáutica y del Espacio (ACAE)

Carlos Enrique Alvarado es un profesional costarricense que aspira a contribuir en la construcción de una Centroamérica más próspera, a través de estrategias para la competitividad y el desarrollo sostenible, tecnologías y actividades comerciales de uso pacífico relacionadas con el campo aeroespacial. Es el presidente y fundador de la Asociación Centroamericana de Aeronáutica y del Espacio (ACAE). Es Ingeniero en Construcción, graduado del Instituto Tecnológico de Costa Rica y cuenta con una Maestría en Políticas Públicas de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard. En reconocimiento a su potencial académico y profesional, le universidad le otorgó la beca John F. Kennedy.

Provee asesoría a muchos tomadores de decisiones del gobierno de Costa Rica, misiones diplomáticas, universidades y organizaciones de la sociedad civil en el proceso de preparación del país para ser parte de la cadena de global de valor de la industria aeroespacial. Asimismo, gestó y lideró durante casi una década los esfuerzos para hacer realidad el primer satélite centroamericano (Proyecto Irazú), el cual fue puesto en órbita en mayo de 2018.

Ha sido conferencista en una gran cantidad de eventos internacionales, así como autor y co-autor de artículos científicos y académicos en el Congreso Internacional de Astronáutica (IAC, por sus siglas en inglés), el evento más importante del mundo del tema espacial, organizado por la Federación Internacional de Astronáutica (IAF). Fue Presidente del Grupo para América Latina y del Caribe (GRULAC) de la IAF y miembro del Grupo de Estudio 5.11 de la Academia Internacional de Astronáutica (IAA).

Ha fungido como Director General en la Junta Directiva del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos de Costa Rica (CFIA), directivo del capítulo Costa Rica de la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles (ASCE, por sus siglas en inglés), directivo de la Refinadora Costarricense de Petróleo (RECOPE S.A.), de la Asociación Costarricense de Ingenieros en Construcción (ACIC) y del Colegio de Ingenieros Tecnólogos (CITEC). Se desempeñó como ingeniero geotecnista en el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), donde laboró para los proyectos Pirrís y Reventazón, así como destacarse en campo como ingeniero en la defensa de Costa Rica durante la invasión del ejército nicaragüense en el territorio de Isla Calero. Ha sido asesor de Ministros de Estado en el área ambiental y energética durante las administraciones Chinchilla Miranda y Solís Rivera, destacándose como representante de Costa Rica en foros de relevancia internacional como el Global Green Growth Institute (GGGI, Songdo, Corea del Sur) y la Organización para la Co-operación y el Desarrollo Económico (OCDE, París, Francia).

Ha participado en eventos y conferencias técnicas sobre ingeniería civil, aeroespacial, así como políticas internacionales en el campo ambiental, tecnológico y energético en naciones como Ecuador, Panamá, Guatemala, México, Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Alemania, Holanda, Bélgica, Italia, Francia, Dinamarca, Israel, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Tailandia, Corea del Sur, Japón, República Popular China, Australia, entre otros.

¿Qué oportunidades valora un profesional de ingeniería en construcción en el exterior?

Oportunidades hay muchas en el extranjero para los profesionales costarricenses. En primer lugar, diría que, para poder maximizar la experiencia, es necesario cumplir con los requisitos mínimos de calidad académica que se exige en las naciones desarrolladas. Yo fui de los primeros estudiantes beneficiados con los procesos de acreditación internacional que el Tecnológico de Costa Rica implementó desde hace 15 años. Recuerdo cuando en la Escuela de Ingeniería en Construcción nos decían a los estudiantes que nos teníamos que preparar para servir en un mercado global. Eso siempre lo tuve muy presente a lo largo de mis estudios y por eso me exigía más. Creo que una de las primeras grandes oportunidades para un profesional costarricense en cualquier rama de la ingeniería o arquitectura es la posibilidad de enriquecer la visión y concepción personal del mundo y la sociedad. Permite derribar mitos que en muchas ocasiones son alimentados por pesimistas locales.

Me di cuenta que como profesional en ingeniería no sólo me representaba a mí mismo, sino a mis profesores en el Tecnológico, así como al CITEC, al CFIA y a mi país entero. Esto genera una sensación de responsabilidad mayor que obliga a superar los estándares.

¿Cómo ha resultado ser su experiencia profesional en el exterior?

Ha sido de enorme crecimiento. Al principio, tuve que superar un proceso de adaptación que fue difícil. Me di cuenta que la formación en matemáticas que recibimos en los países latinoamericanos está bastante rezagada con respecto a los países más desarrollados del mundo.

Cuando ingresé a Harvard la universidad ya tenía un algoritmo que les ayudaba a identificar a los estudiantes que podían presentar dificultades para cumplir el ritmo de exigencia en el área cuantitativa, por lo que tuve que tomar un curso nivelatorio antes de iniciar formalmente el primer semestre. Este proceso fue bastante beneficioso porque así pude desarrollar técnicas para resolver problemas de forma rápida y simple, así como aprender conceptos que no están incluidos en los programas curriculares de ingeniería en nuestro país, como la importancia de profundizar mucho más en el estudio de las ciencias económicas y la estadística, para así estimar con precisión los impactos de la actividad humana, particularmente sobre el desarrollo de infraestructura y el análisis riguroso de costos que esto conlleva, incluyendo las externalidades negativas y positivas que provocan los proyectos en la sociedad. Creo que, en la medida en que en Costa Rica nos dediquemos a recolectar mejor los datos en nuestras instituciones sobre el impacto de nuestras políticas públicas, definitivamente podríamos tomar decisiones con criterios técnicos más sólidos y así evitar las subjetividades que en muchas ocasiones la clase política o los intereses privados introducen a la hora de discutir opciones.

Desde el punto de vista profesional, aprendí sobre la importancia de maximizar mi potencial a través de la diversidad de criterios, de siempre desconfiar de mis propias valoraciones iniciales y asegurarme de enriquecerme con diferentes perspectivas profesionales, para estar seguro que mis análisis no estén afectados por mis propias subjetividades o prejuicios. La magnitud de los beneficios de la diversidad es mucho mayor cuando se trabaja con profesionales de todo el orbe. A la hora de analizar y resolver problemas en países con menos oportunidades de escalamiento social que el nuestro, la concepción de la realidad cambia totalmente. Se aprende a valorar lo maravillosa y casi utópica que es Costa Rica con respecto al resto del mundo, con todo y los problemas que aún nos aquejan.

¿Qué retos como profesional ha experimentado y qué puede decirles a los jóvenes profesionales?

El reto más grande fue superar la barrera psicológica que en nuestra cultura costarricense es muy común: El “no se puede”, la “chota”, el “serrucho” (prácticas aberrantes que son responsables de destruirle los sueños a mucha gente buena en nuestro país) o dejarse influenciar por los pesimistas. Cuando gracias a la mentoría que el Ing. Ronald Chang Díaz me brindó hace casi una década para animarme a liderar los esfuerzos para lanzar el primer satélite con sello costarricense en el espacio, debí superar muchísimos obstáculos. Mientras algunas personas se dedicaban desde Costa Rica a hacer chotas y burlas por nuestros sueños, mi tarea fue dedicarme a recorrer el mundo buscando los socios adecuados en países muy lejanos para hacerlo realidad, así como desarrollar ideas innovadoras para recolectar los fondos económicos, ya que sabíamos que nuestro gobierno no estaba en capacidad de sufragar los costos del proyecto. Hoy, puedo mirar con orgullo los resultados de todo este arduo trabajo. Las semillas que sembramos en las universidades, el gobierno y la academia, hoy están germinando con mucha fuerza.

A los jóvenes profesionales que se están abriendo camino, dentro y fuera de nuestro país, les ruego que no renuncien a sus sueños. Sean testarudos en mantener sus aspiraciones. No le hagan caso al tico “chotero”. Trabajen muy duro y con disciplina. No existen límites cuando se avanza a paso firme y con un objetivo claro.

4 Comments

  1. Que orgullo saber de sus aportes a la ciencia y tecnología de nuestro país. Es usted un ejemplo de tenacidad y trabajo. Esa es una buena noticia para los jóvenes que emprenden sueños y los convierten en realidades. Lo felicito Carlos.

  2. Estudio en la Escuela Manuel Hidalgo Mora, en Aserrí, sus estudios secundarios los realizó en el Liceo de Costa Rica, su ingeniería la obtuvo en el Instituto Tecnológico de Costa Rica, Carlos, es producto de instituciones educativas públicas, la diferencia la ha hecho él, por su constancia, sus deseos de superación, por su amor por Costa Rica. Mi cariño y admiración de siempre por este joven humilde pero, lleno de grandeza.

  3. Genial y ejeplarizante para muchos jóvenes, felicitaciones por ese gran esfuerzo, dedicación y perseverancia, Dios te colmó de talento y mucha bendición!! Te admiro y quiero mucho .

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