MSc. Ronald Bolaños Maroto
Máster en Ingeniería Eléctrica, Licenciado en Ingeniería Mecánica, especialista en informática industrial.
Hoy la covid-19 nos obliga a promover el teletrabajo y la interacción de las personas a distancia a través de la tecnología, situación que nos da una buena idea de cómo podría ser el trabajo en el futuro cercano: las personas se comunicarán y colaborarán usando las máquinas y sistemas inteligentes para realizar sus tareas. Esta experiencia indudablemente se convertirá en un acelerador de la Industria 4.0 y, por esta razón, creo importante reflexionar al respecto.
Prácticamente todas y cada una de las empresas de tecnología están tratando de posicionarse con visiones diferentes sobre lo que representa la Industria 4.0 para los usuarios y la sociedad en general, lo que produce gran confusión. Tratando de contribuir a lograr un consenso al respecto, comparto en este artículo mi visión personal sobre esta nueva revolución industrial. El elemento central en este cambio de paradigma es el hecho de que, por primera vez en la historia de la humanidad, se tiene la capacidad de crear máquinas y sistemas inteligentes que pueden actuar en forma autónoma, convirtiendo a la sociedad en una especie de organismo vivo unido por la tecnología. Pero esto, a su vez, genera en efecto dominó, una oleada de innovaciones que hay que comprender, paso obligado para acometer con éxito todos los cambios que se avecinan.
En esta serie de tres artículos trato explicar la nueva realidad, empezando por la ingeniería que es la gran ganadora en el mercado laboral que emerge, porque la adopción de las tecnologías digitales, la inteligencia artificial y la robótica requerirá gran cantidad de especialistas, preparados en el uso de estas nuevas herramientas tecnológicas. Para abreviar, esta nueva forma de hacer el trabajo ingenieril lo denomino “ingeniería inteligente”, cuyos aspectos relevantes describo a continuación:
- Robotización de la economía: es imparable el proceso de automatización de todo tipo de labores y actividades, en razón de que las tecnologías electrónicas e informáticas tienden a ser cada vez más baratas y amigables. De esta forma, muchos trabajos que hoy son realizados por las personas serán efectuados por máquinas y sistemas inteligentes. Por ejemplo, en la actualidad no resulta rentable montar una línea de producción para menos de diez mil productos. Pero por más asombroso que parezca, con las nuevas tecnologías será posible producir un solo producto a un costo similar al que se tiene cuando se fabrican en forma masiva. Así, la personalización de los productos se volverá la norma con lo que se garantiza la satisfacción del cliente, con un costo bajo al tiempo que se agrega mucho valor al proceso. Una actividad como la construcción, que hoy sigue siendo muy artesanal, podrá convertirse en un proceso industrial.
- Lenguaje gráfico universal: permite la forma más efectiva de comunicarse con las máquinas y con el personal técnico que las crea, mantiene y opera; además, tiene la virtud de poder involucrar al cliente en el proceso de toma de decisiones y saber qué le gusta, garantizando su plena satisfacción y lealtad. Supera todas las limitaciones del lenguaje común y facilita los trabajos colaborativos entre equipos interdisciplinarios. Es creado por ingenieros y arquitectos para comunicar sus ideas y posibilitar la creación de prototipos virtuales tridimensionales de las máquinas o edificios que se desea construir. Esto también brinda la oportunidad de asimilar grandes volúmenes de información al crear escenarios virtuales donde se representan los datos en tres dimensiones.
- Integración orgánica: la inteligencia artificial (IA) mejora la productividad del trabajador y la experiencia del cliente. Por ejemplo, en un centro de servicio, hoy, un trabajador solo puede atender a una persona a la vez. Sin embargo, si se echa mano de un “Chatbot” como Siri en el iPhone, este podría atender la mayoría de las consultas y el trabajador solo atendería aquellas que son inusuales, una manera eficaz de aumentar la productividad del trabajador y de mejorar la experiencia al cliente que será atendido con mayor celeridad. La integración orgánica de funciones posibilita una relación en tiempo real entre los clientes y trabajadores, mutuamente beneficiosa y productiva, gracias a la incorporación masiva de la inteligencia artificial.
La Escuela de Economía McKinsey, en Londres, realizó un estudio en más de 100 empresas transnacionales, con el fin de medir el aumento promedio de productividad que provoca introducir tecnología de información en la organización versus el desarrollo del talento humano. Concluye que, si nos enfocamos en el desarrollo del personal, enseñando a usar la tecnología informática como una herramienta para facilitar su trabajo, logramos un resultado 10 veces mejor que si nos enfocamos solo en la tecnología. Por ello, la educación es clave en el desarrollo de la ingeniería inteligente y sobre eso tratará el próximo artículo.