El Edificio para el Colegio Federado de Ingenieros y de Arquitectos

Arq. Hernán Jiménez

Pienso que todo proyecto que uno realice se encuentra dentro de un marco conceptual que es el que lo origina, ese concepto respalda la forma de ser de la obra y de la vida. Mi obra, fundamentalmente, se está realizando dentro de dos conceptos que a mi juicio y al menos por el momento son de suma importancia para nuestro medio. Ellos son: espacio urbano y arquitectura que podría llamarse de impacto, trataré de explicar brevemente lo que para mí significan esos dos puntos. Yo creo que todos estamos de acuerdo que como solución física, la ciudad de San José probablemente sea una de las más feas del mundo, el paisaje arquitectónico que nos rodea en nuestros recorridos diarios a través del área urbana es sencillamente deprimente, asfixiante, hay prácticamente una carencia total de espacio urbano, no hay amplitud, no existen posibilidades de perspectiva, de recreación, de convivencia, no hay posibilidades de estar en algún lugar, nuestros centros urbanos se vuelven centros de paso, desérticos, sin un solo árbol y esta es la pauta que marca el desarrollo físico de nuestra ciudad.

Tratar de crear un espacio “no construido” significa dentro de nuestra mentalidad un desperdicio, un derroche, porque el valor de la tierra es tan alto que cada m2 construido significa “rentabilidad”, el resultado de esta manera de ver las cosas está ante nuestros ojos, ese resultado lo estamos sufriendo día tras día, el sentido comercial impera sobre cualquier otro valor, y no es que esté en contra de ese sentido comercial, es una realidad que por el momento no podemos ignorar en nuestro hacer, pero debe de estar complementado con una serie de valores que podrían cambiar radicalmente la fisonomía de nuestras ciudades. La solución a este caos visual-arquitectónico y vivencial-espacial, no sólo está en nosotros los arquitectos, está en manos también de nuestros clientes ya sean privados o estatales y en las manos de las autoridades que se supone reglamentan el desarrollo urbano y la construcción. Por poner un ejemplo cualquiera de lo que podrían hacer las autoridades. ¿Se imaginan ustedes lo que sería de los alrededores de nuestro centro urbano, si se hubiera reglamentado que cada nueva lotificación que se construya, por ley debiera de tener el parque ubicado en la mejor zona?. No se necesita tener mucha imaginación para contestar a esto, simplemente tendríamos espacios más agradables, más aprovechados por la comunidad. Sucede todo lo contrario, que el espacio que se dedica a parque tiene que ser el menos rentable y como consecuencia tenemos “parques” en guindos, en los lugares más inaccesibles y más peligrosos de toda la lotificación.

Claro que esto con una reglamentación adecuada se soluciona, pero también dentro del esquema actual nosotros como diseñadores deberíamos tener más conciencia de estos problemas y buscarles soluciones adecuadas que poco a poco vayan embelleciendo nuestra ciudad. Que empecemos a través de nuestros proyectos grandes o pequeños y dentro de cualquier tema a crear espacio urbano, necesidad número uno, en nuestra caótica ciudad. Se podría pensar acerca de nuestra colaboración en el mejoramiento del espacio urbano, con obras que aunque no sean de mucha trascendencia por su magnitud y su costo, vayan creando ejemplos y contribuyendo, aunque sea con un pequeño grano de arena, al mejoramiento y a la humanización de nuestra ciudad. Se puede así ir sentando precedentes que a no muy largo plazo y con la colaboración de todos nosotros se empiecen a hacer costumbre y ley.

Se habla de educar al gran público en los valores arquitectónicos, ¿Por qué no también en los valores urbanísticos?. La educación en estas cosas se gesta con ejemplos, pero para esto tenemos que ser nosotros los arquitectos los primeros en tomar conciencia de la necesidad del espacio urbano, antes de esto no se puede hacer nada, una vez que la tengamos y que dicha conciencia se empiece a reflejar en el hacer arquitectónico entonces eduquemos en los valores urbanísticos, pero esta educación es mentira que se llevará a cabo por medio de teorías sobre el espacio urbano y sobre su necesidad, esta educación se realizará única y exclusivamente a través de las obras realizadas. Creo que se debe empezar a crear la necesidad en el gran público y en las autoridades correspondientes con ejemplos concretos, nuestra sociedad tiene la gran habilidad de crearnos necesidades ficticias una tras otra, ¿Por qué nosotros no vamos a tener la misma habilidad para hacer sentir una necesidad real?. Los proyectos que se realicen contemplando la creación de espacio urbano pueden empezar a establecer puntos de comparación que evidencien que lo actual, lo de todos los días, está mal y así, poco a poco y proyecto tras proyecto empecemos a evidenciar esta necesidad y llegaré el momento en que se nos exigirá la creación de esos espacios entonces habremos logrado Ia toma de conciencia por parte de la comunidad. Démonos cuenta, que un público con necesidades exige, hagamos que nos exijan, creo que es un reto interesante al que tendremos que enfrentarnos.

No creo que nos cueste mucho hacer posible esto, ya se ha puesto en evidencia que la necesidad de creación de espacio urbano esta latente en el espíritu de la comunidad. A raíz de la polémica desarrollada oír el cierre o no cierre de la Avenida Central y por la discusión del uso del espacio de la Sabana. Se ha demostrado con todo esto que el público quiere algo diferente, que el peatón necesita de algo más de lo que hasta ahora tiene, de lo que hasta ahora le hemos dado. Analizando otro ejemplo, es inconcebible que en un lapso a lo sumo de 15 años se haya prácticamente remodelado toda la Avenida Segunda y toda la Avenida Central y no exista un solo caso de espacio urbano adecuado a todo lo largo de estas dos avenidas, con excepción a mi juicio del espacio creado por el Teatro Nacional, Hotel Costa Rica y Banco Anglo, espacio que fue realizado muchos años atrás. Esta remodelación ha sido una oportunidad, que se ha ido de las manos y dudo mucho que se vuelva a presentar en condiciones tan óptimas como se presentó en ese lapso. Las autoridades correspondientes no planificaron adecuadamente esta “modernización”, los clientes con su sentido exclusivamente comercial impidieron cualquier cosa que oliera a espacio urbano y nosotros los arquitectos conscientes o inconscientes del asunto no luchamos hasta las últimas consecuencias para poner en claro la necesidad para la ciudad y para quienes habitamos de la creación de dicho espacio. Ahora, esto no significa que no quede nada por hacer, todo lo contrario, esto apenas está empezando, es cuestión de ver lo que está sucediendo actualmente y con un poco de visión hacia el futuro, darse cuenta, de que si no actuamos, San José será del todo invisible. Creo que los arquitectos, ingenieros y planificadores, tenemos en nuestras manos la responsabilidad histórica de hacer de San José y de otras poblaciones urbanas, ciudades más humanas, más vivibles, más bellas que las que actualmente tenemos y esto lo podemos lograr si somos conscientes y responsables de la labor que desempeña nuestro hacer en el medio.

Es definitivo que el urbanismo está intrínsicamente ligado a la arquitectura, es más, yo me atrevería a decir que la arquitectura, conforma el urbanismo. Partiendo de este binomio Arquitectura-Urbanismo, y habiendo analizado la necesidad del espacio urbano, creo que este espacio se debe complementar con una Arquitectura que se podría llamar de impacto. Trataré de explicar lo que entiendo por esto. En nuestro paisaje arquitectónico impera una monotonía aplastante, fiel reflejo, creo yo, del costarricense urbano, pasivo, monótono y conformista, (quiero que quede claro, que no asumo la posición de que la arquitectura resuelve todo, pero que si creo que colabora en la creación de estados de ánimo de los individuos). Cuando en Costa Rica sucede algo fuera de lo corriente, de lo de todos los días, las personas por un momento rompen con su diaria rutina, polemizan, se alegran, se vuelven creativos y yo pienso que la arquitectura puede ser uno de los vehículos para el logro de este estado de ánimo. Proyectos de los que llamo de impacto pueden ayudar a la gente a salir de su pasividad, viéndolos, recorriéndolos, viviéndolos. Es importante que se entienda claramente esto que estoy diciendo ya que se puede prestar a malas interpretaciones que podrían más bien perjudicar a la arquitectura y a la comunidad. Un proyecto de impacto puede ser una caja de cristal de Mies Van der Rohe con su pureza de detalle, o una volumetría dinámica como los laboratorios médicos de Louis Khan, o un museo Guggenheim de Wright que rompe la monótona situación arquitectónica que lo rodea. Se puede venir recorriendo cuadras y cuadras con un mismo paisaje arquitectónico gris, lúgubre, y cuando se llega Guggenheim la gente se detiene, lo mira, lo comenta, lo transita, lo vive, se ha sacado a la gente de un monótono recorrido y se le ha presentado otra alternativa, que hasta lo puede conmover.El transeúnte ha sido impactado por una obra arquitectónica. Esto es una arquitectura de impacto. La ciudad de Skopje de Kenzo Tange en Yugoeslavia es también un ejemplo.

Costa Rica necesita de ese concepto en la arquitectura, y no quiere decir esto, monumentos a nosotros mismos, simplemente lo que quiere decir es buena arquitectura y eso todos lo entendemos. Arquitectura que por su fuerza de diseño nos saque de esta espantosa monotonía, arquitectura que se vuelva tema de parte del público, arquitectura que sea noticia, al fin y al cabo es en ella que nos movemos todos los días. Con una arquitectura de impacto se puede educar, se empieza a volver también punto de referencia, de comparación, creamos nuevamente necesidad de buena arquitectura y también llegará el día en que nos la exijan.

Se vuelve evidente creo yo, que estos dos conceptos de los cuales he estado hablando no se pueden desligar el uno del otro, la buena arquitectura necesitará del espacio urbano y esta necesitará de la buena arquitectura, entonces todavía nuestro compromiso es mayor, nuestra responsabilidad para con la sociedad es más compleja.

El proyecto para el edificio del Colegio que he realizado fundamentándolo en estos dos conceptos, podrá tener muchos errores, pero creo que lo importante en la arquitectura y en los arquitectos es tener un espíritu de lucha, un espíritu de búsqueda, y en esta búsqueda se puede caer en muchas fallas, pero también en buenos logros que empiecen a marcar en nuestro medio una pauta, un camino a seguir que puede llevar creo yo, a una reivindicación arquitectónica que en última instancia beneficia a la comunidad y es para ella que estamos trabajando.

Curriculum Vitae Hernán Jiménez Fonseca

Fecha de nacimiento: 3 de noviembre de 1942

Educación:

Obtención del título de Arquitecto en la Universidad Nacional Autónoma de México, con la presentación de la tesis profesional “Hemeroteca para la Ciudad de Guadalajara – México” (1968).

Asociaciones Técnicas:

Colegio Federado de Ingenieros y de Arquitectos de Costa Rica – Federación Centroamericana de Arquitectos.

Distinciones Profesionales:

Obtención de la Medalla de Plata y Mención Honorífica como reconocimiento a la presentación de la tesis profesional (1968). Miembro de la Junta Directiva de la Asociación Costarricense de Arquitectos. (1969-1970).

Miembro Representante del Colegio Federado de Ingenieros y de Arquitectos de Costa Rica. (1972).

Obtención del primer premio en el concurso de proyecto para la Nueva Sede del Colegio Federado de Ingenieros y de Arquitectos de Costa Rica.

Actividad Docente:

Profesor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Costa Rica, en el área de Taller Integral – 4º y 5º año.

Actividad Profesional:

Participación en el Décimo Congreso Mundial de Arquitectos realizado en la Ciudad de Buenos Aires – Argentina.

Participación en el encuentro mundial de urbanistas realizado en Mar del Plata –Argentina

Participación en el Congreso Internacional denominado “Jornadas Internacionales de Arquitectura, México D.F.

Participación en el Congreso Panamericano de Arquitectos. México D.F.

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