Edgar Mora Escalante
Autor del libro: ISO 9001 “Más allá de los requisitos”
Miembro del comité TC 176 INTECO / ISO
Miembro del CFIA IC-23195
edgar.mora@leman.guru
Ya han pasado más de 20 años desde que inicié mi trabajo profesional como ingeniero civil. En ese momento yo imaginaba con ansiedad tener la oportunidad de trabajar (como es usual) en un proyecto de construcción, o quizás siendo parte de un equipo de diseño, etc. ¡Mi mente fantaseaba!, porque no sabía lo que me esperaba. Finalmente sucedió lo inesperado, mi añorada incursión fue por un área que nunca imaginé, pero que encendió la chispa de una pasión que me acompaña desde entonces: la normalización técnica.
Fue entonces que supe de la existencia de organismos como la ISO (Organización Internacional de Normalización), organización internacional no gubernamental, independiente, integrada por organismos nacionales de normalización y que a través de sus miembros (INTECO, en el caso de Costa Rica), reúne a expertos para compartir conocimientos y elaborar normas voluntarias, consensuadas y relevantes para el mercado, que apoyen la innovación y aporten soluciones a los retos mundiales.
Todo era nuevo para mí y reconozco que no fue fácil familiarizarme con todo lo que debía aprender de este nuevo ámbito. Guiado por un consultor, aprendí que las normas son el resultado de un acuerdo entre expertos. Recuerdo que me decía: “Piense en ellas (normas), como unas fórmulas que describen la mejor manera de hacer algo”. Puede tratarse de la fabricación de un producto, la gestión de un proceso, la prestación de un servicio o el suministro de materiales; las normas abarcan una enorme variedad de actividades. Entendí que las normas representan los conocimientos de personas expertas en su materia y que conocen las necesidades de las empresas a las que representan: fabricantes, vendedores, compradores, clientes, asociaciones comerciales, usuarios o reguladores. No obstante, yo seguía preguntándome por qué necesitamos normas ISO para la ingeniería y la construcción.
Ya la paciencia del consultor se estaba agotando, pero él me decía: “No solo para esta industria”, pero en la ingeniería y en la construcción existen factores como el rápido crecimiento demográfico y la urbanización desenfrenada, que han traído una necesidad cada vez mayor de un entorno construido de alta calidad, seguro y sostenible. En el mundo de la ingeniería y la construcción, las normas ISO ayudan a codificar las mejores prácticas y requisitos técnicos, para garantizar que los edificios y otras estructuras (conocidas como obras de ingeniería civil) sean seguras y aptas para su propósito. Ya por mi cuenta aprendí que las normas facilitan el acceso a los mercados, en particular para las pequeñas y medianas empresas (pymes). Pueden mejorar el reconocimiento de la marca y brindar a los clientes la garantía de que la tecnología está probada y es confiable. Por ejemplo, las normas internacionales ISO ayudan a las empresas de cualquier tamaño y sector a reducir costos, aumentar la productividad y acceder a nuevos mercados. Para las pymes, las normas pueden ayudar a:
- Generar la confianza del cliente en que sus productos son seguros y confiables.
- Cumplir con los requisitos reglamentarios, a un costo menor.
- Reducir los costos en todos los aspectos de su negocio.
- Obtener acceso al mercado en todo el mundo.
En nuestro país, diariamente enfrentamos desafíos sin precedentes, desde la globalización y el crecimiento económico, hasta el cambio climático. Por esto, la importancia de las normas ISO nunca ha sido tan evidente. Existen llamados desde la ONU que piden normas comunes para lograr compromisos de cero netos; y de gobiernos, empresas y organizaciones, que trabajan para encontrar soluciones que faciliten la circulación transfronteriza de datos, bienes y servicios. Las normas internacionales tienen un papel central que desempeñar a la hora de crear confianza en la transición hacia un futuro inclusivo, sostenible, resiliente y empoderado digitalmente.
El verdadero poder de las normas internacionales no solo reside en sus especificaciones técnicas, sino también en su capacidad para inspirar innovaciones, facilitar el comercio e impulsar el cambio y la transformación de la sociedad. Soy consciente de que necesitamos con urgencia más información para aprender a aprovechar las normas que ya tenemos, con la finalidad de fomentar la transición a cero netos; alcanzar los objetivos que como país nos hemos establecido en política económica, ambiental y social; reducir la complejidad de las diversas normas; y abordar las lagunas de normalización.
Por lo tanto, deseo invitar a todos aquellos profesionales para que se motiven y trabajen juntos para acelerar la transformación de nuestra industria, no solo la ingeniería y la construcción, sino también nuestras instituciones y empresas en general, mediante un mejor uso de las normas, para complementar las reglamentaciones y las políticas, ya que “cuando las cosas no funcionan como deberían, seguramente es porque faltan normas”, y en nuestro país lo vivimos a diario; hay muchas cosas que no funcionan como deberían.
En Costa Rica, contamos con la Ley Nacional de la Calidad y con organismos nacionales como INTECO y ECA, entre otros, donde estarán siempre anuentes a ayudarnos, proporcionando productos y servicios para mejorar nuestras capacidades como profesionales en todas las áreas, a fin de que logremos así impulsar un desarrollo más justo y sostenible en beneficio propio y de las futuras generaciones.