Ing. Marco Zuñiga
Director Ejecutivo del Colegio de Ingenieros Topógrafos, CIT
Correo: mzunigam@cfia.cr
El pasado 27 de mayo se conmemoró una fecha muy importante para el Colegio de Ingenieros Topógrafos de Costa Rica: 190 años desde que se estableció el oficio del AGRIMENSOR GENERAL, nombramiento del Gobierno de la República, hecho por el Jefe Supremo del Estado Soberano de Costa Rica, mediante el Decreto número 160, de fecha 27 de mayo de 1828.
Para poder optar por este oficio, nuestros precursores estaban obligados a examinarse en las materias que comprende este arte, a través de un examen que debían rendir ante el intendente y tres personas de conocimientos. Ante ellos, debían demostrar que estaban preparados para desarrollar las labores inherentes al nombramiento, uno de los requisitos indispensables era su honradez y probidad.
El artículo 47 del Decreto XII del Reglamento de Hacienda describe los trámites y requisitos legales que se exigían para obtener este título.
Se mencionan los instrumentos que se debían utilizar: una vara sellada, un compás o martinete y una cuerda de cincuenta varas; de igual forma, se establecen los procedimientos a seguir para la medición de algún terreno, debiéndose presentar ante el juez del lugar para que este nombre y juramente a dos auxiliares y dos testigos, procediendo a citar a los interesados y dueños de tierras colindantes.
Se establecen unidades de medida, siendo que la CORDADA tiene cincuenta varas de 36 pulgadas cada una. La MANZANA consta de cuatro cordadas cuadradas, o dos por cada uno de los cuatro vientos. LA CABALLERIA CUADRADA tiene doscientas cincuenta y ocho y tercia cordadas, estas reglas debían cumplirse en la confección del plano de cualquier terreno.
Se debían realizar amojonamientos, estableciendo mojones en cada variación de rumbo que, según el artículo 53 del Reglamento antes citado, deben fijarse en quebradas, ríos, piedras grandes, para que no sean fáciles de mover, en cerros y lomas que tengan señal, entendiéndose esta como intervisibilidad, se construirían de cal y piedra, con cinco pies de altura y tres en cuadro, y se indica que quien los destruya deberá pagar una multa de cincuenta pesos aparte de las costas de la investigación, y se señala expresamente que podría tener hasta un año de prisión.
Se establece el respeto a la propiedad privada, al indicar que no podían meterse en tierras medidas, el respeto a las costas de los mares y ríos navegables, no se podían medir islotes entre los golfos y bahías, y se determina que la medida debía volver a su punto de origen, determinando con esto lo que hoy día se conoce como una poligonal cerrada y que, una vez cerrada la medida, se devolvía el expediente a la intendencia con el respectivo informe.
Esta pequeña reseña tiene como fin poder visualizar la actitud visionaria de nuestros gobernantes, que a tan solo siete años de promulgada nuestra independencia del Imperio Español, entendieron la importancia de nuestra profesión, dando inicio al respeto consagrado hoy día en nuestro artículo 45 de la Constitución Política, el derecho de la propiedad, de igual forma a leyes que se dictarían más adelante para el ordenamiento territorial, la conservación del ambiente y el disfrute de todos los costarricenses y extranjeros que tienen el honor de vivir en nuestro amado país.
Los planos realizados serían base para obtener títulos de propiedad, garantizándose desde ese entonces, el principio de la seguridad jurídica inmobiliaria, pilar fundamentar de la paz social de nuestra patria.
Imaginemos por un momento a nuestro jefe de Estado, don Juan Mora Fernández, (1824-1833), su vicejefe de gobierno, don José Rafael Gallegos Alvarado, y sus colaboradores discutiendo sobre este tema, mismo que forma parte de su legado, como también lo son, por darse dentro de su administración, entre otros: la Anexión del Partido de Nicoya, la Ley Fundamental del Estado Libre de Costa Rica, la minería de los Montes del Aguacate, la Primera Imprenta, las primeras Haciendas y exportaciones de café a Chile e Inglaterra y, por supuesto, la Virgen de los Ángeles, patrona de Costa Rica.
Hoy día todo ha evolucionado, en lo académico, desde aquella época de la Universidad de Santo Tomás, en 1865, y su programa de agrimensura, en 1869 en el Colegio San Luis Gonzaga donde se dio la carrera de Agrimensor, en 1871 con el Instituto Nacional se dio la carrera de Licenciado Geómetra e Ingeniero Geómetra.
Como referencia de estas instituciones, podemos resaltar la figura de Carlos Francisco Salazar Salazar, graduado como licenciado Geómetra el 16 de agosto del año 1869, y de don Eusebio Rodríguez Quesada, graduado como ingeniero Geómetra en el año 1880.
Luego vino la época en que desaparecieron estas instituciones y la única forma de realizar estudios en topografía era viajando a Europa, a los Estados Unidos o a distancia.
Nuestros profesionales fueron miembros fundadores de la Facultad Técnica de la República, lo que es hoy esta gloriosa institución del Colegio Federado de Ingenieros y de Arquitectos de Costa Rica, creada mediante Decreto N.° 34 del 25 de junio de 1903, y que en su artículos 4 y 5 indicaba: “Formarán dicha Facultad todos los Ingenieros y Agrimensores autorizados por la ley…”
Afortunadamente para nuestro país, en el año 1940, vuelve la educación formal con el nacimiento de la Universidad de Costa Rica, y propiamente en el año de 1965 con la creación de la Escuela de Topografía de la Universidad de Costa Rica, dio inicio a la formación académica continua de nuestra profesión.
Ya no usamos varas selladas, compas, martinete o cuerdas: hoy día usamos tecnología de altísimo nivel, sistemas satelitales, estaciones totales, sistemas LIDAR, escanner, sistemas de información geográfica, teledetección, sensores remotos y muchos más que, sin lugar a dudas, dan fe del crecimiento que ha tenido nuestra querida profesión. En la actualidad, el profesional de la topografía se convierte en un científico que coadyuva a descubrir las maravillas de nuestro planeta y un poco más.
Son muchos los hitos históricos del aporte de nuestra profesión, citaré algunos tales como la demarcación de la frontera norte, en el año 1888; el Instituto Físico Geográfico en el año 1889; la Oficina del Catastro, en 1926; la demarcación de la frontera sur en 1938; el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados; la carretera Interamericana Sur; el ICE, el IGN y el Mapa Básico de Costa Rica, entre otros.
Han pasado 190 años… Actualmente, quienes tenemos el honor de ser los herederos de esta gran profesión, debemos seguir escribiendo en letras de oro, como las que escribieron nuestros antecesores que, sin lugar a duda, fueron pilar fundamental en la Costa Rica de hoy.
Salud, y felicitaciones a todos los miembros del Colegio de Ingenieros Topógrafos de Costa Rica.